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Noviembre 10 de 1810, suenan las campanas de la libertad en Potosí

Fueron años memorables, en los que, los rumores, la confabulación, las alianzas, traiciones, certidumbres e incertidumbres reinaban en el ambiente, colmado, en algunos casos de temor y en otros de valor férreo, decisión y deseo de libertad y justicia.

Tantos rumores llegaban de España creando un vacío de poder por las abdicaciones de Bayona tras la toma de poder por parte de Napoleón Bonaparte quien entregó la corona de España a su hermano José Bonaparte, creando un descontento general en la población española como en las colonias de Sudamérica.

Después de llegados los rumores a estas tierras, la población no estaba dispuesta a aceptar a los franceses, por lo que apoyaban al rey Fernando VII, inclusive en sus proclamas expresaban: ¡Viva el rey Fernando VII! ¡muera el mal gobierno español! Protestas a los tributos recientemente impuestos por las autoridades locales, provocando el descontrol de la población, por lo que se fue gestando en diferentes regiones de Charcas los tumultos, levantamientos y gritos independentistas. Los grupos revolucionarios, ante el vacío de poder, pedían que éste pase a manos del pueblo.

Los levantamientos de Chuquisaca y La Paz, como la revolución de Mayo en Buenos Aires, repercutieron también en Potosí, cuando en un frío sábado de noviembre de 1810, repicaron las campanas en la Villa Imperial, señal para que el gentío alborotado tome las armas, la casa de gobierno, las guarniciones militares y la plaza principal, deteniendo al gobernador Francisco de Paula Sanz y eligiendo en cabildo abierto a Joaquín de la Quintana como presidente de la Junta de Gobierno.

Meses antes, en agosto 21 de 1810, el gobernador Francisco de Paula Sanz, ordenó a las tropas de la villa concentrarse en Santiago de Cotagaita, para construir puntos defensivos y defender del posible ataque de las tropas expedicionarias que llegarían desde el Rio de la Plata. También, los artilleros de Cuzco y partidas de Oruro y La Paz, al mando del presidente de la Audiencia, Vicente Nieto, se dirigieron a Cotagaita para reunirse con autoridades realistas y planear futuras acciones. En octubre, al mando del capitán de fragata José de Córdova, se concentraron: el Batallón Provincial de Potosí, los Veteranos de Borbón y los voluntarios del Rey, entre otros, para preparar la defensa.

El 27 de octubre llegaron a Cotagaita las tropas revolucionarias al mando de González Balcarce, entre ellos, jujeños, salteños, porteños y tarijeños, quienes tomaron posiciones defensivas. Balcarce, envió una nota al presidente de la Audiencia, para llegar a un acuerdo pacífico, siendo rechazado rotundamente por éste.

Las hostilidades se iniciaron ese mismo día, cuando en aparente derrota las tropas de Balcarce se retiraron a Tupiza, para reorganizarse. El 6 de noviembre, el militar realista, José de Córdova ofreció a los soldados rioplatenses recompensas económicas si se unían a su causa. El 7 de noviembre el ejército realista fue sorprendido por los rebeldes revolucionarios y derrotado en los campos de Suipacha. Constituyéndose como una de las primeras batallas ganadas en el territorio de Charcas. Según el parte enviado a Juan José Castelli, se omitió mencionar la participación de los tarijeños, que, sin su valiente accionar, no hubiese sido posible la victoria, esta omisión, sería motivo, más tarde de divisiones y tensiones con la Junta de Buenos Aires.

En Potosí el 10 de noviembre tras reunión de autoridades y el arresto del Intendente de Paula Sanz, la Junta Local proclama su adhesión a Buenos Aires reconociendo su legalidad.

Castelli fue recibido en Potosí como representante de los ejércitos rioplatenses compuestos de: criollos, negros, mulatos y milicias locales: sus primeras acciones fueron: Exigir a la Junta de Gobierno juramento de obediencia, desterrar de la villa a 53 vecinos sospechosos de deslealtad y ordenar el 15 de diciembre el fusilamiento de Francisco de Paula Sanz, del jefe militar José de Córdova y del Presidente de la Audiencia de Charcas Vicente Nieto, estas decisiones serían reprochadas posteriormente por los habitantes de Charcas.

En 1812, la insurrección fue derrotada en Potosí, los rebeldes ejecutados y pese a la nueva toma de poder español, la chispa de la libertad estaba sembrada en los patriotas que no descansarían hasta expulsar al último realista de su territorio. Tuvieron que pasar, desde entonces, 13 años de guerra declarada, ininterrumpida y latente, hasta que el 1 de abril de 1825 en los campos de Tumusla del departamento de Potosí, se libraría la última batalla, definitiva para la declaración de la independencia de la República.

Potosí, Oruro, La Paz, Cochabamba, Tarija, Santa Cruz y la capital de la Audiencia de Charcas, Chuquisaca, libraron una larga guerra por la independencia, regiones que también lucharon por pertenecer a la nueva república. Hoy se unen con un sólo nombre, Bolivia, y comparten las memorias sagradas de su historia.