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Carnavales de antaño en Pando

Durante las primeras décadas de la creación de la capital pandina los carnavales eran glamorosos, por ser Cobija uno de los principales centros de la producción de goma. En este sentido, las fiestas carnavaleras constituían una expresión de la riqueza que ostentaban las personas vinculadas a la extracción y comercialización de la goma. Las celebraciones se realizaban en los mejores salones de aquel tiempo, donde la gente exponía su opulencia luciendo los mejores disfraces de estilo europeo, con los varones utilizando sombreros para evitar el talco.

Después, ya entre las décadas del 40 y 60, numerosos grupos, algunos de ellos solo conformados por mujeres, bailaban por las calles de Cobija, en una fiesta muy similar a las celebradas en Brasil, especialmente por la música y las vestimentas.

En los años sesenta, los niños y jóvenes jugaban con globos pero solamente en la tarde, pues el mojazón solo se permitía hasta las 6. Es así que, a partir de las 3 de la tarde, las comparsas pandinas, formadas por todos los integrantes de las familias vecinas, salían a saltar en las calles principales al son de aquellas bandas de músicos conocidas como “chusos”.

Asimismo, toda la gente esperaba la salida de “Las Negritas”, un grupo compuesto por 35 damas de diferente edad y estado civil, que salían a las calles a saltar, e iban a una o dos casas a descansar, tomar alguna bebida, bailar y de nuevo salir por las calles para contagiar la alegría del carnaval.

En la noche, a partir de las 9, se organizaban bailes carnavaleros en el Hotel Pando, el Fantasio, el Club Social Cobija, donde había gran derroche de alegría con música exclusivamente brasileña, entre marchinhas, sambas y xotes. A media noche, en los salones se jugaba con talco, que era arrojado a la cara; además, algunos se compraban chisguetes especiales de aguas perfumadas, que también era lanzado a los ojos, provocando mucho ardor. Los bailes duraban hasta el amanecer.

El domingo de carnaval se bailaba en la tarde, y alrededor de las 5 cada comparsa transportaba en hombros a uno de sus integrantes como Dios Momo, acarreándolo en procesión rumbo al Puerto, donde varios de sus integrantes lloraban la muerte del Carnaval, personificado en aquel que llevaban en andas, a quien lo arrojaban al río, terminando así el carnaval pandino.

Fuentes:

  • Sol de Pando
  • Memorias de Pinky Landívar
  • Historias de Bolivia