Desde el día 7 de febrero, la fragata blindada chilena Blanco Encalada se ancló en el puerto de Antofagasta y lo bloqueó, con el objetivo de disuadir al gobierno boliviano por las medidas establecidas justamente un año antes, pues, el 14 de febrero de 1878, Bolivia implantó un impuesto de diez centavos que debían pagar las compañías salitreras por cada quintal de salitre que se exportara entre los paralelos 23 y 24 del desierto de Atacama.
Una semana después, el 14 de febrero, cerca de las siete de la mañana, el buque acorazado, anclado en el puerto nacional, comenzó a efectuar disparos de artillería para dar la bienvenida al blindado Cochrane y a la corbeta O’Higgins, los cuales transportaban la tropa que desembarcó una hora después en la ciudad de Antofagasta, perpetrando la invasión chilena a territorio boliviano. La prensa nacional lo refiere de la siguiente manera: “Más de tres mil rotos de poncho, encabezados por otros de levita, se amotinaron y, entre la algazara más espantosa se dirigieron a la Prefectura. Allí arrancaron el escudo boliviano y lo rompieron para izar después el pabellón chileno y tomaron el cuartel”. Por su parte, el historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna expresa que: “La ocupación militar de Antofagasta se trató de un espectáculo cívico en que los soldados servían de escolta al pueblo y éstos eran saludados con exclamaciones muy chilenas y pintorescas muestras de patriotismo”.
El prefecto Severino Zapata, los funcionarios bolivianos y los pocos guardias armados fueron obligados a abandonar la ciudad en medio del caos imperante, entre júbilo y desazón, aunque cabe señalar que Antofagasta tenía una población aproximada de 6000 habitantes, de los cuales 5000 eran chilenos y solo 600 eran bolivianos.
“La guarnición y autoridades de Bolivia recibieron intimación perentoria y apremiante de desocupar el patrio suelo, so pena de ser expulsados por la fuerza; y como no pudieron resistir a la arrogante intimación hubieron de retirarse al interior. Así cambió de nacionalidad el litoral boliviano.
El derecho de la fuerza hizo su aparición en la América latina, proclamado por aquella nación que en el exergo de su moneda circulante y en su mismo escudo de armas usara ya el lema sarcástico de:<<Por la razón ó la fuerza>>”.
Días después, tropas chilenas toman el centro minero de Caracoles, donde se hallaban importantes guaneras y salitreras, además de invadir Mejillones, iniciando así la ocupación del territorio nacional y destinando a Bolivia al enclaustramiento.