El proceso libertario boliviano se apoyó en dos formas de combate: la primera con los ejércitos organizados; la segunda, una lucha de desgaste conocida como las Republiquetas, especie de guerrillas originadas por caudillos héroes como: Lanza, Eustaquio Méndez, Warnes, el cura Idelfonso de las Muñecas, el Colorado Mercado, Arenales, los esposos Padilla y otros grandes hombres y mujeres que con su accionar consolidaron la emancipación de nuestra adorada Patria en 1825.
El Ejército de Bolivia nació sin duda en esta época, bajo los influjos de sangre nueva: indígenas, criollos y mestizos. Fueron precisamente los patriotas, al mando de las diferentes Republiquetas, quienes, sin orientación definida sobre los conceptos de conformación de un agrupamiento militar, pero con las ideas bien definidas de libertad, formaron pequeños ejércitos relativamente disciplinados y uniformados.
Es imprescindible destacar la Batalla de Aroma, al mando del legendario Cnl. Esteban Arze Alba y Uriona, por haber sido una de las primeras acciones victoriosas con fuerzas netamente originarias de estas tierras, por ello, se constituye en el mayor esfuerzo bélico de las armas patriotas altoperuanas en la Guerra de la Independencia, además de haberse conseguido el triunfo en base a la primera organización de tipo militar con empleo de la Caballería, Infantería y Artillería, las tres armas básicas, compenetrados con sus más altos intereses y aspiraciones, es considerada como el hito inicial o fecha de nacimiento del Ejército Boliviano.
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