El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del Perú, con lo cual se hacía muy probable la toma de Lima por fuerzas realistas, así que Bolívar decide mudar su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima. Torre Tagle es enviado a distraer a los españoles con supuestas tratativas para ganar tiempo y organizar el grueso del ejército patriota. Torre Tagle se ocupa de aquel asunto pero es acusado por Bolívar de negociar con el Virrey La Serna su expulsión.
El congreso entrega todo el poder político y militar a Bolívar quien vuelve a Pativilca y ordena el repliegue militar generalizado a Trujillo y Huamachuco. En aquel ambiente se nombra como jefes principales a Antonio José de Sucre, José María Córdova y Jacinto Lara. Mientras tanto, el almirante Martin George Guisse, jefe de la escuadra peruana, hunde los barcos realistas que circundaban las costas, permitiendo la llegada de pertrechos y refuerzos desde Colombia.
Bolívar logra reunir 12.000 hombres listos para acometer al ejército del Virreinato del Perú, que desde principios de 1824 había quedado estancado por la guerra civil provocada por el general Pedro Antonio de Olañeta. Todo esto sirvió de preludio a las batallas de Junín y Ayacucho, que significarían las derrotas más importantes del imperio español en América. La Patria había ganado. ¡Victoria!
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