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La solemne bienvenida al gran Mariscal de Ayacucho

El 6 de febrero, el ejército libertador cruzó el río Desaguadero en balsas de totora; luego el Mariscal ordenó un alto para ver detenidamente las ruinas de Tiwanaku, pues él era un aficionado a los estudios de arqueología; también mandó levantar la Puerta del Sol, que había permanecido derrumbada durante siglos.

En Laja, el carismático cumanés fue recibido por una delegación de distinguidos ciudadanos paceños; asimismo, a medida que el ejército libertador avanzaba se encontraba con más y más gente que había venido desde la urbe solo para verlos pasar, victoriosos. Por fin llegaron a El Alto el día 7, de donde vieron maravillados al majestuoso Illimani y el paisaje místico de Chuquiago Marka, la hermosa ciudad de La Paz.

En un estruendoso recibimiento, con las más alegres manifestaciones de entusiasmo popular, el ejército descendió desde El Alto hasta el centro de la ciudad por un camino cubierto de arcos triunfales; ya en la urbe, en los balcones de las principales calles colgaban lujosas tapicerías y las gentes vestían sus mejores trajes.

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