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Gran recibimiento al Libertador Simón Bolívar

En la madrugada del 18 la gente de Chuquiago se movilizaba hacia El Alto por todo el trayecto de ingreso. Las poblaciones y barrios “rivalizaron en halagos”. Las clases indígenas mostraban su fervor con danzas. Se regaban flores y se levantaban umbrales gustosamente adornados. Era notable la riqueza de trajes y máscaras exóticas que emulaban a deidades insólitas. La muchedumbre estaba delirante al son de flautas, tambores, tarkas y zampoñas.

El clero y el Ayuntamiento se desgastaban en apoteósicos discursos que seguramente se escuchaban hasta el Illimani o el Sajama. Las lágrimas y el júbilo brotaban por igual de todos los asistentes.

Plácido Molina Mostajo, nos comenta que cuando Bolívar llegó a La Paz recibió hermosas llaves de oro simbólicas, una corona de oro y una guirnalda tachonada de diamantes ofrendadas por las damas principales de aquella urbe. Es obvio que aquel acontecimiento simbolizaba el zenit de todo aquel proceso que venía a constituir la nueva sociedad del Alto Perú.

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