La victoria de Junín el 6 de agosto de 1824, al mando del Libertador Simón Bolívar y el coronel Manuel Isidoro Suárez sobre las fuerzas realistas del general José de Canterac, llegó a ser el paso previo para el triunfo final en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 en la que las fuerzas patriotas derrotaron a las españolas bajo el mando de Canterac, Valdés y La Serna, quienes reunidos en el Cusco decidieron reorganizar sus fuerzas y salir al encuentro de los vencedores de Junín. Tras esta victoria se logró la capitulación del virrey La Serna y se reconocía La Independencia del Perú y de América.
Estas victorias repercutieron y estremecieron las cimientes monárquicas en todo el Alto Perú, ocasionando divisiones en los altos mandos realistas y posiciones encontradas entre sus moradores. El 16 de enero de 1825, en Cochabamba, se sublevó el escuadrón de caballería Dragones Americanos, con el coronel José Martínez; apresaron a oficiales y al gobernador y luego se apoderaron del Primer Batallón del Regimiento Fernando VII. Se plegó luego el escuadrón de Santa Victoria, quedando la totalidad de la guarnición de la ciudad, de al menos 800 hombres, en manos independentistas. Se designó a Mariano Guzmán como gobernador, y ante su renuncia, al coronel Saturnino Sánchez. La población juró La Independencia.
Los escuadrones Santa Victoria y Dragones Americanos, bajo el mando del teniente coronel Pedro Arraya, se dirigieron a Chayanta, donde también se juró La Independencia. En Vallegrande, se sublevó el Segundo Batallón del Regimiento Fernando VII, con 200 hombres, deponiendo al brigadier Francisco Xavier de Aguilera el 26 de enero del mismo año. El coronel José Manuel Mercado ocupó Santa Cruz de la Sierra el 14 de febrero motivando a que Mojos y Chiquitos se adhirieran a la causa independentista.
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