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Pedaleando en el tiempo, la bicicleta

La creación de la bicicleta se atribuye al barón Karl Drais, un alemán que en 1817 creó un aparato rudimentario que se impulsaba apoyando los pies alternadamente sobre el suelo; por otro lado, el herrero e inventor francés Pierre Michaux es también considerado como uno de los desarrolladores de la bicicleta moderna.

En nuestro país no tardó en cobrar fama y ser anhelada por la mayoría de personas que deseaban un medio de transporte propio.

Las tiendas o almacenes jugaron un papel muy importante en las relaciones comerciales a principios del siglo XX, éstas en su gran mayoría eran propiedad de extranjeros, como judíos, yugoslavos y alemanes, que provenían de un viejo mundo con nuevos productos y gran cantidad de objetos que eran bastante apreciados por la demanda de la gente de esa época.

Si hablamos de la venta de bicicletas en las épocas antiguas en Cochabamba, necesariamente debemos nombrar dos distribuidoras: Una era la Importadora Gutiérrez y Cía. que se encontraba en la calle 25 de Mayo y Sucre, el dueño era un alemán, que tras volver a su país de origen cedió toda la potestad del negocio al señor Gutiérrez, quien se encargaría de administrarla. Guzmán y Cía. fue otra importadora que se ubicaba en la Plaza 14 de Septiembre donde está actualmente el Club Social.

Es así que el número de ciclistas en Cochabamba fue aumentando y de esta manera fue un sector particular del transporte urbano, si bien el tranvía era el medio colectivo por excelencia, la bicicleta tenía una imagen individual, en la cual se podía llevar una persona como máximo, pero en ese tiempo no fue el caso, era más bien un medio de transporte de tipo individual que manifestaba en aquellos tiempos la independencia del transeúnte que podía recorrer las calles de la ciudad de manera autónoma sin requerir del servicio de los medios de transporte masivo.

Nadie se quedaba al margen, todos anhelaban tener una bicicleta, en ese entonces las marcas más conocidas eran las Raleigh y Hércules; sin olvidar las famosas Caloi que eran las anheladas por los niños y jóvenes quienes deseaban lanzarse a la aventura de los pedales.

Las bicicletas en ese entonces contaban con registros pertinentes y además tenían placas como las motos de ahora.