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Por: Lic. Ana Ligia Alcázar Peredo

La estimulación temprana, es el conjunto de actividades brindadas a un bebé de manera oportuna y regulada desde los primeros meses de vida, hasta los tres años de edad, para lograr un alto grado del desarrollo de sus capacidades físicas, emocionales y sociales.

El objetivo de la estimulación, no es acelerar el desarrollo forzando al niño a lograr metas que no está preparado para cumplir, al contrario, su objetivo es reconocer y desarrollar el potencial de cada niño en particular, presentándole retos y actividades adecuadas que fortalezcan su autoestima, iniciativa y aprendizaje, respetando sus tiempos.

Para favorecer el óptimo desarrollo del bebé o del niño, las actividades de estimulación se enfocan principalmente en cuatro áreas: cognitiva, motriz, lenguaje y socio emocional.

• Para desarrollar el área cognitiva (conocimiento), el niño necesita de experiencias, a través de las que podrá incrementar sus niveles de pensamiento, su capacidad de razonar, poner atención, seguir instrucciones y reaccionar de forma rápida ante diversas situaciones.

• El área motriz comprende dos campos:

Motricidad gruesa, que se relaciona con la habilidad para moverse, desplazarse y mantener el equilibrio, permitiendo al niño tomar contacto con el mundo.

Motricidad fina está orientada a la coordinación entre lo que ve y toca, que lo hace capaz de tomar los objetos con los dedos, pintar, dibujar, hacer nudos, etc. La coordinación entre el ojo y la mano, el manejo de pinza.

• En el área del lenguaje el niño trabaja las habilidades que le permitirán comunicarse con su entorno. Ésta involucra tres aspectos: la capacidad comprensiva, la capacidad expresiva y la capacidad gestual.

• El área socio emocional encierra las experiencias afectivas y la socialización del niño que le permitirán sentirse querido y seguro, capaz de relacionarse con los otros de acuerdo a las normas de convivencia. Los valores de la familia y del jardín, el afecto y las reglas le permitirán al niño poco a poco dominar su propia conducta, expresar sus sentimientos y ser una persona independiente y autónoma.

Cabe señalar, que las conexiones cerebrales existen gracias a la estimulación temprana, todo se basa en la repetición a partir del estímulo de los sentidos, de esta manera, reforzamos áreas neuronales de interés (bits), por ejemplo en el área motora, para gatear, un bebé tiene que ser capaz de coordinar la mano derecha con el pie izquierdo (patrón cruzado).

La estimulación temprana, forma la base principal para el desarrollo futuro del bebé. Puede ser muy beneficioso integrar al pequeño en un programa de estimulación temprana especializada en psicomotricidad, buscar un jardín que cuente con profesionales de alto nivel que tengan la capacidad de planificar, generar programas de trabajo para que los niños aprovechen sus habilidades y capacidades en cada etapa de su crecimiento, proporcionándoles todo el conocimiento, apoyo y cuidados que necesitan. Además de contar con ambientes, juegos y juguetes didácticos. Por otro lado, la limpieza y la seguridad son fundamentales.

A continuación, se nombran algunos beneficios de ingresar a los bebés a un jardín:

• El juego es lo más importante: una vez terminado el periodo de adaptación, el jardín es el “paraíso del juego”. Pero no sólo es diversión, el juego compartido a esta edad es un intercambio que facilitará aprendizajes posteriores: el diálogo, los sentimientos de comprensión y de posesión, etc.

• Aprenden a relacionarse antes con otros niños: aparecen sentimientos de pertenencia a un grupo, descubren que hay reglas y horarios que tienen que cumplir todos los niños.

• Desarrollarán la comunicación: los pequeños se comunican entre sí con su propio lenguaje; se dan cuenta que el lenguaje y la comunicación que utilizan no es la misma con un niño que con un adulto.

• Aprenden a compartir: los niños harán sus primeros amigos y se divertirán, pero también, tendrán sus primeras riñas o peleas, y deberán aprender a compartir.